Al explicar su apoyo al movimiento por el sufragio femenino, el abolicionista Frederick Douglass, que puedo asegurar que murió hace más de 120 años, señaló en una ocasión:
"Todos deberíamos ver la insensatez y la locura de intentar lograr con una parte lo que sólo podría hacerse con la fuerza unida del todo".
El apoyo de Douglass a los derechos de la mujer era el resultado de su creencia de que las cuestiones de la libertad y los derechos civiles no se limitaban a una raza o a un género. Las restricciones impuestas a la libertad de las mujeres eran indignantes para Douglass porque los límites a la libertad de cualquier persona eran indignantes.
Últimamente he estado reflexionando sobre Douglass y la forma en que comprendía y valoraba la importancia de la colaboración y la creación de alianzas. Su capacidad para ver su lucha en favor de la libertad de los negros unida a la lucha por la libertad de las mujeres nos proporciona importantes lecciones hoy en día. Lecciones que nos tomamos muy en serio en Hispanic Federation.
La semana pasada, cuando la administración Trump anunció su prohibición de inmigrantes de determinadas naciones de mayoría musulmana (prohibición que ha sido levantada temporalmente por un juez federal de Seattle), el presidente estaba actuando en contra de la tradición y los valores estadounidenses. Cerrar la puerta a los inmigrantes -especialmente a los refugiados que huyen de la violencia política- es, sencillamente, profundamente antiamericano. Pero el ataque a los musulmanes ha tenido el efecto de unir a estadounidenses de distintos grupos raciales, étnicos y religiosos en defensa de nuestros valores comunes. Por eso nos unimos al Council on American-Islamic Relations (CAIR) como copatrocinadores de una concentración el pasado miércoles contra la prohibición musulmana en Washington Square Park, en el Village. También por eso escribí un artículo de opinión con su directora ejecutiva, Linda Sarsour, que subraya la necesidad de proteger a los refugiados y a los inmigrantes, independientemente de su fe. La realidad es que cuando se ataca a un grupo, se nos ataca a todos. Cuando se trata de libertades civiles, no hay luz del día que nos separe.
Seamos claros: crear y mantener coaliciones requiere una gran labor de divulgación, organización, creación de consenso y acciones tangibles que hagan avanzar los objetivos compartidos del colectivo. En otras palabras, nada de esto es fácil. Exige tiempo, paciencia y muchos recursos. Pero ante una administración que ha dado prioridad a la retórica y la formulación de políticas xenófobas, no tenemos más remedio que hacer todo lo que esté en nuestra mano para unir a las diversas comunidades de nuestra nación y defender los valores que más apreciamos. Todo lo que no sea eso es una verdadera "locura".